La hiperémesis gravídica es un trastorno que afecta a algunas mujeres durante el embarazo y que se caracteriza por provocar náuseas intensas y vómitos persistentes mucho más severos que los malestares matutinos habituales. Esta afección puede tener un impacto negativo en la calidad de vida de la mujer embarazada y, en casos graves, puede requerir incluso de tratamiento hospitalario. Saber diferenciar estas molestias de otras menos graves es primordial para darles la importancia que merecen y buscar la ayuda médica necesaria.
El diagnóstico de la hiperemesis gravídica debe comenzar con una evaluación detallada de los síntomas de la paciente. El equipo de ginecología del Hospital Sanitas La Moraleja, buscará descartar otras causas de náuseas y vómitos durante el embarazo, como infecciones gastrointestinales o trastornos metabólicos. Las principales características distintivas de la hiperémesis gravídica son la intolerancia oral a alimentos sólidos y a líquidos, así como la pérdida de peso y los síntomas y signos de deshidratación.
En este caso, las pruebas de laboratorio juegan un papel determinante a la hora de evaluar a la paciente, ya que los análisis de sangre pueden revelar desequilibrios hidroelectrolíticos, afectación de la función hepática y renal así como niveles elevados de hormona gonadotropina coriónica humana (hGC). En algunas situaciones, además, el equipo médico puede requerir estudios de imagen, como una ecografía obstétrica, para descartar estados en los que se eleva la hGC como las gestaciones múltiples o la mola hidatiforme, una condición rara pero grave, asociada con niveles elevados de hCG).
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El correcto diagnóstico también implica una evaluación del impacto psicosocial de la enfermedad. Las mujeres con hiperemesis gravídica tienden a experimentar una disminución significativa en su calidad de vida, afectando su capacidad para trabajar, realizar actividades diarias y mantener una dieta equilibrada. Este aspecto es importante a la hora de planificar un seguimiento de tu embarazo integral que aborde tanto los síntomas físicos como el bienestar emocional.
Las causas exactas de la hiperemesis gravídica no se conocen por completo, pero se cree que están relacionadas con los cambios biológicos del embarazo. Uno de los principales sospechosos es el rápido aumento en los niveles de hCG. Otras teorías incluyen factores genéticos, ya que esta condición a menudo se presenta en familias, y aspectos psicológicos, aunque esta última relación resulta aún algo controvertida y compleja a día de hoy
Los síntomas de la hiperemesis gravídica van más allá de las náuseas y vómitos matutinos comunes. Las mujeres afectadas pueden vomitar múltiples veces al día, lo que lleva a una pérdida de peso significativa y a sufrir deshidratación. En la sintomatología de la hiperemesis gravídica también se incluyen mareos, debilidad, confusión, jaquecas y, en casos severos, desequilibrios electrolíticos y problemas renales debido a la deshidratación severa.
Entender la hiperemesis gravídica es fundamental para proporcionar el cuidado y apoyo adecuados a las mujeres que se ven obligadas a hacerle frente durante su embarazo. Con un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo, es posible controlar los síntomas y minimizar su impacto.
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El tratamiento de la hiperemesis gravídica se centra en aliviar los síntomas, prevenir posibles complicaciones y asegurar el bienestar tanto de la madre como del bebé.
Las opciones de tratamiento de esta afección varían según la gravedad de los síntomas y las necesidades individuales de cada paciente.
Respecto a la duración de la hiperemesis gravídica, varía de una mujer a otra. En muchos casos, los síntomas mejoran después de la semana 20 de embarazo, pero pueden persistir hasta el parto en un pequeño porcentaje de mujeres. Por eso es importante llevar un seguimiento médico continuo, para poder adaptar el tratamiento a medida que evoluciona el embarazo y obtener así los mejores resultados.
Es indispensable saber reconocer los síntomas de hiperemesis gravídica y los signos de alarma que indican la necesidad de buscar atención especializada para esta condición.
Entre ellos se incluyen síntomas intensos como vómitos incesantes, pérdida de peso respecto al previo al embarazo, signos de deshidratación (como orina escasa y concentrada, tener la boca seca, mareo y somnolencia) y la incapacidad para tolerar alimentos sólidos o líquidos.
Además, las mujeres con antecedentes personales o familiares de hiperemesis gravídica, embarazos múltiples, y aquellas con trastornos del tiroides o diabetes gestacional, tienen un mayor riesgo de desarrollar esta molesta afección y deben ser monitoreadas de cerca.
En cuanto a la posibilidad de sufrir un aborto por hiperemesis gravídica, no se puede decir que haya una evidencia concluyente que sugiera que la hiperemesis gravídica por sí misma cause aborto espontáneo, aunque en algunas ocasiones sí pueden hacerlo las complicaciones severas derivadas de esta patología por lo que es importante consultar con los especialistas del equipo de ginecología del Hospital Sanitas La Moraleja.
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