El pterigion, comúnmente conocido como “uña en el ojo”, es una afección ocular que puede sufrir cualquier persona, especialmente quienes están expuestos a ciertos factores ambientales. Saber de qué forma se presenta, cómo afecta a quien la tiene y cuándo acudir a un centro médico en busca de ayuda profesional es imprescindible para solucionar el problema y recuperar la calidad de vida perdida desde su aparición.
El pterigion es un crecimiento anormal de tejido en la conjuntiva que se extiende hacia la córnea del ojo. Lo normal es que surja en el lado más cercano a la nariz, aunque también puede originarse en el lado externo y puede afectar a uno o ambos ojos a la vez.
Aunque es indoloro, su tamaño y su ubicación pueden causar molestias y problemas visuales. El ritmo de crecimiento de este tejido puede variar y, en casos severos, puede llegar incluso a comprometer la visión, ya que puede cubrir una parte significativa de la córnea y causar astigmatismo.
Acudir a la Unidad de Oftalmología del Hospital La Moraleja para realizar al menos una revisión oftalmológica al año puede permitir identificar la formación del pterigion y abordar su tratamiento, antes de que esta protuberancia ocular llegue a convertirse siquiera en una molestia.
El pterigion es una afección que puede despertar cierta curiosidad debido a su naturaleza y origen incierto,¿pero cuáles son las causas del pterigion? Este mal, conocido también como “palmera en el ojo”, está asociado a distintos factores de riesgo que hay que tener en cuenta.
La causa exacta del pterigion sigue siendo desconocida, pero se ha vinculado fuertemente con la exposición prolongada a la luz solar y a los problemas de sequedad ocular. Factores como el clima cálido, soleado, también contribuyen al desarrollo de esta afección ocular. La prevalencia del pterigion varía geográficamente, siendo más común en personas que viven en zonas con las condiciones ambientales mencionadas.
Saber cómo identificar los síntomas del pterigion es esencial para poder acudir a un centro médico especializado en el que obtener un diagnóstico que permita aplicar un tratamiento temprano eficaz para este tipo de trastorno ocular.
Aunque el pterigion puede descubrirse en una revisión oftalmológica rutinaria realizada por los especialistas de la unidad de Oftalmología del Hospital La Moraleja, tener claro cómo se manifiesta resulta muy útil para no tener que esperar a la próxima cita.
En etapas avanzadas, además, puede causar problemas de visión o dificultad a la hora de enfocar imágenes en la retina, lo que puede dar lugar a ver imágenes poco definidas o incluso a ver doble.
En cuanto a la diferencia entre pinguécula y pterigion, dos conceptos que algunos pacientes tienden a confundir, hay que decir que la primera se manifiesta como un pequeño bulto de color blanquecino o amarillento junto a la córnea que no tiene por qué rewquerir de atención. Se piensa que algunas pinguéculas, expuestas a factores de riesgo, pueden convertirse en pterigion, pero no es algo que ocurra de forma sistemática.
¿Cómo prevenir el pterigion? La prevención del pterigion se centra principalmente en minimizar la exposición a los factores de riesgo conocidos.
Todas estas medidas preventivas son especialmente importantes para personas que pasan mucho tiempo al aire libre o que viven en climas cálidos y soleados, donde el porcentaje de casos de este tipo de trastorno ocular es mucho más elevado que en otras zonas con distintas condiciones de vida.
El diagnóstico del pterigion se realiza mediante un examen físico de los ojos y los párpados llevado a cabo por un oftalmólogo del Hospital Sanitas La Moraleja. Durante el examen, el médico puede observar el característico crecimiento del tejido en la conjuntiva que se extiende hacia la córnea.
Obtener un diagnóstico temprano es determinante, ya que permite hacer un seguimiento adecuado y la implementación de medidas preventivas o terapéuticas antes de que esta protuberancia ocular continúe progresando y afecte significativamente a la visión de quien la sufre.
El tratamiento del pterigion varía en función del grado de afección del paciente. En casos leves, el tratamiento puede ser conservador, por lo que el tratamiento se enfocará únicamente en aliviar los síntomas. Esto puede incluir el uso de colirios humectantes que ayuden a reducir la sequedad y la irritación. Si el pterigion no afecta la visión y no progresa, este enfoque conservador puede ser suficiente.
Sin embargo, en casos donde el pterigion crece y afecta la visión o provoca molestias significativas, puede ser necesario recurrir a la cirugía de pterigion. La operación de pterigion implica la extirpación del tejido anormal y, en muchos casos, su reemplazo con un autoinjerto de tejido conjuntivo sano del mismo paciente. Esta técnica, además, es doblemente positiva, ya que ayuda a reducir la probabilidad de recurrencia del pterigion.
La cirugía se realiza bajo anestesia local y el período de recuperación varía según el caso individual. Es importante disfrutar de un seguimiento postoperatorio cuidadoso para asegurar una curación adecuada y poder monitorear cualquier signo de reaparición.
En cuanto a cuántos días de baja por operación de pterigion se necesitan, lo habitual es necesitar al menos una semana de reposo antes de retomar la actividad habitual. En muchos casos este plazo debe extender dicho plazo unos días más, por lo que es de vital importancia seguir las pautas marcadas por el equipo de oftalmología del Hospital Sanitas La Moraleja en todo momento.
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